Para leer, uno diría que sólo necesita del sentido de la vista. Ciertamente, el acto físico de leer requiere el concurso de los ojos, de la percepción visual, del sentido de la vista. Pero leer no es sólo "ver las letras". Si así fuera no necesitaríamos "aprender a leer" en la escuela. En la lectura, intervienen otros procesos, esto es, el acto de leer es una suma de varios procesos que da lugar a la comprensión y al disfrute de los mensajes escritos.
¿Quiere decir esto que intervienen otros "sentidos" en la lectura?.
En primer lugar necesitamos ver las letras. Enfocamos
la mirada y ponemos en marcha nuestro sentido de la VISTA. Hay ya un primer
reconocimiento: conocemos las letras que aparecen sobre el soporte físico (el
papel o la pantalla del ordenador, por ejemplo). Pero las letras, por sí solas
no nos dicen nada. Deberemos atribuirles significado y para ello necesitaremos
encontrarlas unidas, formando palabras. Si sólo utilizo el sentido de la vista,
puedo contar el número de palabras que aparecen simplemente fijándome en los
espacios en blanco. Para atribuir significado a cada una de las palabras
necesito conocerlas. Y aquí, habitualmente, interviene otro sentido: el OÍDO.
Si vemos las letras, las reconocemos en el sentido de "sabemos como
suenan" y las pronunciamos, aunque sea mentalmente, desde la primera hasta
que aparece el primer espacio en blanco, nos oiremos pronunciando algo que, si
lo hemos oído en otras ocasiones, podremos reconocer y que, si no lo hemos oído
nunca, seguirá careciendo de significado.
También influye no ya otro sentido, sino otro componente fundamental del
proceso de lectura que requiere de todos los sentidos con los que el sujeto se
desenvuelve habitualmente: la EXPERIENCIA, las VIVENCIAS y la expresión verbal
que las rodea y nos permite apropiarnos de ellas en el sentido de poder
retenerlas y compartirlas posteriormente con los demás. Reconocer, comprender,
en definitiva LEER, supone, además de ver las letras que forman las
palabras, conocer el significado de cada una de ellas y que hayan sido captadas
en nuestras experiencia.
No importa tanto, en este aspecto, con cuántos sentidos y con qué grado
de precisión hemos percibido esas experiencias, esas vivencias. Importa sobre
todo que puedan registrarse lingüísticamente.
Por ejemplo, con las dos palabras "bien enfermo" un
lector Sordo signante, que conozca la expresión signada correspondiente a la
situación que quiere significar, puede tener alguna dificultad para
"leerlas" en un primer momento, pero si sigue leyendo seguramente su
experiencia le ayudará a atribuir a esas dos palabras los signos de
"enfermedad importante". Sin embargo, un lector sordo que aunque ha
visto, desgraciadamente, a algún enfermo de gravedad pero nunca ha oído la
expresión "bien enfermo" ni ha visto los signos de "enfermedad
importante" es difícil que consiga leer correctamente el mensaje.
Quizás interprete que el enfermo está bien. Es una hipótesis. No es una
lectura. Ve las letras, puede reproducirlas en dactilología pero no está
leyendo.
Podemos entender entonces la importancia y necesidad de los
sistemas de lectura y escritura para personas sordas, que mediante la
utilización de los sentidos restantes, implicación y constancia, pueden llegar
a fortalecer el aprendizaje y la comunicación, siempre con métodos innovadores.
Un ejemplo claro es este interesante artículo sobre estrategias para enseñar a
leer en voz alta a niños sordos:
http://www.guiainfantil.com/libros/Lectura/sordos.htm
El articulo principal es obtenido de los siguientes enlaces, al igual que la imagen: